domingo, 17 de junio de 2007

Un trozo de cuento






El recuerdo de su milano, La Negra, compañera de aventuras. Currillo lloriqueó mientras su padre manchado de sangre, seccionaba la mitad del pico de su amiga, la amputaba de por vida. Él le decía –Currito ¡así no podrá comer sola! Si trata de escapar volverá a tu lado o morirá de hambre o de sed en el campo. ¡Lo ves! Mira, le falta medio pico. Tendrás que alimentarla tú mismo. Aprende la lección, cuando tengas mujer córtale las alas. Así se les enseña y la tendrás a tus pies toda la vida-. Pero Curro jamás puso sus manos sobre María, su esposa, ni le cortó las alas, al contrario la colmó de amor y respeto durante toda su vida

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