domingo, 1 de julio de 2007

Fragmento capitulo 5, de mi novela (aun sin título)


Un ligero aroma a rosas inundó el sendero de cristal. Estela plana carente de imperfección. Sábana de piedra líquida, templada que refleja amable el firmamento. A media altura, sobre el horizonte, un sol blando, de algodón, etérico y jamás contemplado por ojos humanos. Horizonte envuelto de mullidas nubes rosadas, densas, con luz propia. Sublime paisaje donde la distancia y el tiempo están unidos para servir a sus moradores. Latente presencia del Arquitecto Celestial.
Medardo rompió. -Mi señor, soy responsable de un error que se materializado en un alma. Y que quizás transmute a un ser humano, puede que sufra más de lo señalado en su karma. Incluso se aparte de su Plan Divino a la oscuridad. Que se muestre superior a su especie porque realmente lo es. Si esto ocurre arrastrará al desconcierto el destino de muchos inocentes. Alma alterada por mi inconsciencia.
Aínvar., el maestro, había tomado asiento en un trono de diamantes. Atendía a su discípulo con atención.

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